Una experiencia que sea capaz de ir más allá de los tópicos ya explorados
Acumular, juntar, reunir, hacer un almacén de datos. Con internet a menudo se echa de menos el acceso a la información y el entretenimiento. Descargamos música, estamos conectados con amigos, navegamos por blogs, por revistas y tenemos al alcance de las manos un cúmulo de información que muchas veces, se fragmenta.
Según la última investigación publicada por la International Telecommunication Union, hasta enero de 2011, 2 billones de personas en el mundo tenían acceso a Internet. Un ejemplo de que el mundo viaja por la red y las fronteras están cada vez más reducidas. Otro factor importante es que el desplazamiento de personas nunca fue tan alto. La Organización Mundial Del Turismo (OMT), ubicada en Madrid, afirma que aunque haya incertidumbre económica, las llegadas de turistas a Europa alcanzaron los 503 millones en 2011. No hay duda de que los viajes están teniendo cada vez más espacio en la vida de las personas, como también los productos que se obtienen de esos viajes. Hay un mercado para los viajeros que todavía se puede explorar. Pero, la gran pregunta es: ¿Cómo marcar la diferencia? ¿Cómo ordenar tanta información de manera atractiva? ¿Cómo transmitir las diferentes realidades conocidas de modo que atraigan al lector?
Para Javier Nart, periodista y corresponsal de guerra durante más de 20 años, autor de siete libros de viaje y abogado, viajar “no es una actividad acumulativa” o una “acumulación de relatos irrelevantes”. Para él, los relatos de viaje necesitan proporcionar una experiencia que sea capaz de ir más allá de los tópicos ya explorados.
Javier Nart Fuente: Gabinete de Comunicación y Educación |
Viajar para aprender, aprender para contar
Conocer el contexto histórico de la sociedad que se plantea visitar es fundamental, por lo tanto el primer viaje debe ser la intelectual. No basta solo con hacer las maletas con ítems de supervivencia, es preciso también abrir la cabeza, ordenar las ideas y leer una bibliografía de referencia sobre el destino. Estar bien informado sobre la sociedad, la política, las costumbres religiosas, etc.
Sin embargo, solo con la bibliografía todavía no es suficiente, el viajero tiene que estar abierto a observar la realidad, contraponerlo a lo que ha leído con su experiencia. Javier enfatiza que “debemos producir un cóctel de información que sea capaz de conducir el lector a un punto diferenciado y profundo de la realidad local. Hablar mucho con los moradores y siempre escuchar a las personas. No vayan con la idea de que lo que han leído es la verdad, huyan de los prejuicios, siempre”.
Evitar la convicción, sentir la pluralidad
Javier también llama la atención sobre la pluralidad de un país, ciudad o región. Para ser capaz de captar la esencia de un sitio es necesario introducir nuevos elementos a su propia búsqueda, tener un propósito diferente.
Como ejemplo, él habló de su experiencia de escribir su libro Um outro Brasil. Javier viajó con su hija por el país por dos meses, y recorrió los estados de Amazonas y Mato grosso. Su objetivo fue rehacer la ruta de Marechal Candido Rondom, gran personaje de la historia brasileña, reconocido por expandir la red de comunicaciones del país a finales del siglo XVIII y también por defender los derechos de los pueblos indígenas.
Con ese abordaje, Javier sale de los tópicos de lo que es el Brasil y lleva al lector una visión diferente de la samba, de la mujer sensual, del futbol. Otras cuestiones son enfatizadas, como la pluralidad del pueblo brasileño, las riquezas naturales, aspectos económicos, entre tantos otros. El lector tiene una visión amplia, profunda y más compleja del país. ¿Y cómo hacer eso? El abogado viajero nos deja el camino a seguir: “Información, prudencia, humildad, interés y pasión por lo que están haciendo”.
Los alumnos del Máster en periodismo de viajes con Javier Nart Fuente: Gabinete de Comunicación y Educación |
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