Cuando evalúo un lugar, no me fijo mucho en el paisaje que me envuelve, en los pájaros que cantan, el suburbio callejero, la colonia que me perturba el inconsciente, las pisadas de un elefante… Me fijo en todo y en nada. Me dejo desprender por la esencia que me invade ese sitio, dejando que mi ser se dé por aprendido dejándolo brotar aquí y allá, amenizando el espíritu y permitiendo una gobernación total de mi ser.
Aunque parezca idealista, no siempre un viaje conlleva experiencias positivas, por elementos del contexto que nos disgustan y desearíamos haberlos cambiado en la planificación del mismo, o antes de haber decidido ir allí. Incluso en ese supuesto, se aprende algo de esa experiencia, con lo que inconscientemente siempre acaba por rezumar un aprendizaje. De lo bueno, así como lo malo, se aprende.
Considero que hablar de viajes en toda su abstracción es el motivo por el que hemos creado el blog, y no hablar sobre nosotros. En cualquier caso, mi nombre es Albert, soy catalán y me encienden las injusticias claras y desagradecidas. Por eso lucho con mi escritura, para que algún pueda cambiar el mundo con una historia creíble que permita una modificación de los esquemas cognitivos de la gente. Al fin y al cabo, lo que pensamos y lo que hablamos son aspectos de la comunicación a los que le damos importancia, una importancia que va rotando según la época pero sin consistencia aparente. Lo que una vez se dijo, se contó, y ahora ya no tiene el mismo sentido.
Espero que disfrutéis con aquello que leáis y veáis en nuestro blog, ya sea creado de forma individual o colectiva.
Me despido de la mano de mi amigo Sócrates.
“Yo solo sé que no sé nada”
No sé lo que es algo, pero si sé lo que no es
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