miércoles, 18 de abril de 2012

De viaje a Egipto con David Rull

Egipto es un lugar que todos creemos que conocemos bien. Que todos hemos visto en fotografías, en vídeos, en películas de Hollywood donde las momias pueden cobrar vida. Incluso los hay que han visitado el país, que han visto sus pirámides y sus templos, que han navegado el Nilo, uno de los  ríos más largos del mundo.


David Rull es licenciado en filosofía y egiptólogo. Esta última profesión, que a priori suena “de película”, le da la habilidad de transportar a sus oyentes en un viaje muy particular hacia África. Con sus historias y sus anécdotas, Rull es capaz de transportarte, sin necesidad de un avión o un barco, a las orillas del Nilo, a la magia de su tierra y sus gentes y a descubrir los secretos que esconde el norte de África.

David Rull
Fuente: David Rull

Historia y viaje van entrelazados desde el principio en nuestra cultura. Heródoto lo consigue en sus nueve volúmenes a los que llama “Historia”, y que no dejan de ser relatos sobre los viajes que emprendió para conocer el mundo y sus realidades. David Rull destaca a Heródoto, e inevitablemente el nombre de Ryszard Kapuscinsky sale a la luz. En su Viajes con Heródoto, Kapuscinsky hace algo similar al historiador griego. Consigue unir en un mismo libro disciplinas como el periodismo, la historia y el viaje.

Más allá de lo que pudiesen escribir Heródoto o Kapuscinsky, cuando David Rull habla de historia y de viaje, se detiene especialmente en su algo que le maravilla: los jeroglíficos. Los textos jeroglíficos son las primeras narraciones de viajes que existen. Se trata de grabados en los pasajes, antecámaras y cámaras sepulcrales de las Pirámides, y se consideran los relatos más antiguos documentados. Son también textos religiosos que dirigen el viaje de la persona fallecida hacia las estrellas circumpolares, las estrellas que giran alrededor de la estrella polar. Aun así, las pruebas de escritura más antiguas que se han documentado son de hace 3.300 años a.C. y provienen de unos grabados del Sinaí. Se trata de unos símbolos que fueron variando a lo largo de los años y que son, a su vez, el origen de nuestro alfabeto.

Ibn Battuta es uno de los viajeros desconocidos. Poco se ha oído sobre él. Rull le incluye en sus discursos por ser el mayor viajero del mundo musulmán. Su viaje por el oriente que duró veinte años lo relató con detalle en una crónica, siendo el retrato más fiel que existe de la parte del mundo que el aventurero recorrió en esa época. En su trayecto recorrió una distancia mayor que la de su contemporáneo homólogo Marco Polo, recorriendo en total el oeste, centro y norte de África, el sur y el este de Europa, Oriente medio, la India, Asia central, el sureste asiático y China.

El relato de sus andanzas, una especie de bitácora es una fuente fantástica de información sobre el Mediterráneo y Oriente en el siglo XIV: cultura local, costumbres, personajes, paisajes, y en especial mercancías y todo tipo de productos de comercio tiene cabida en su diario de viaje. 

David Rull ha recorrido los lugares más bellos del norte de África, y con el simple uso de un proyector y unas diapositivas, es capaz de transportar a todo aquel que se preste a las aventuras y a los lugares que a él le fascinan. 

Entre esos lugares se encuentra la Mezquita de Ahmad IbnTulun, en el Cairo (Egipto) que llama la atención por su similitud con la Mezquita de Córdoba. “Son contemporáneas y a su vez muy similares”. Esta mezquita, la más antigua y la mayor de El Cairo, fue construida por Ahmad IbnTulun, hijo de un esclavo turco del califa abasí Al-Mamun. Este joven supo moldearse el futuro independientemente de la tarea que desempeñaban sus progenitores y en pocos años se estableció como gobernante independiente de Egipto tras negarse a enviar el tributo anual a la corte abasí.

Mezquita de Ahmad Ibn Tulun, en el Cairo (Egipto)
Fuente: Los viajeros


IbnTulun fundó una nueva ciudad arrasando un cementerio cristiano y judío que se encontraba en aquella colina. Llamó a la ciudad al-Qata’i. Cuando los abasíes recuperaron el control, en el año 905, la ciudad fue destruida y arrasada. De su magnificencia, lo único que sobrevivió es la mezquita que se construyó en el centro. 

La segunda parada en el personal viaje de David Rull por Egipto y sus rincones, es la Ciudad Apolonia. Ésta es una ciudad situada entre Egipto y Libia, y es para David uno de los lugares más mágicos que él ha visitado, pues es un yacimiento arqueológico prácticamente virgen. Encontrar información sobre esta ciudad en internet es complicado. 

De la ciudad Apolonia a la “Atenas de África”, la “Acrópolis en Líbia”. Se trata de Leptis Magna, la ciudad romana más antigua del mundo y totalmente virgen que está situada al lado de Trípoli. Fue una ciudad importante de la república de Cartago, y posteriormente del Imperio Romano. Sus ruinas han sido declaradas por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad en 1982. 

Sabratha es otra de las maravillosas y antiguas ciudades a la orilla del mar Mediterráneo, situada unos 60 kilómetros de  Trípoli. En el pasado estuvo controlada también por el Imperio Romano, y fue uno de los puestos comerciales más importantes de toda la región. Hoy, su antiguo teatro es el monumento que más destaca del conjunto, construido hace 2000 años por los romanos. 

La última parada en este viaje es el Gran mar de arena, y la idea de que en el pasado en el Sáhara había agua. La existencia de fósiles de árboles y de la Cueva del nadador, hacen muy firme esta teoría. En la cueva, que se descubrió en medio del desierto, aparecen grabadas, supuestamente, las imágenes de tres hombres nadando. 

Rull continúa su viaje, ahora fuera de las fronteras del Nilo. Su atención se centra en el Kailash. El monte Kailash es un lugar sagrado que se encuentra enclavado en el Tíbet, cercano al Himalaya. Tiene la particularidad de ser un sitio sagrado, tanto para budistas como para hindúes. Allí confluyen las creencias.

Monte Kailash, en el Tíbet.
Fuente: Monte Kailash


Para los hinduistas, este lugar es en donde reside el dios destructor Shiva. Y también allí, para ciertas gamas de la creencia, es el sitio donde van a parar las almas, algo así como un paraíso. Además afirman, que se trata del centro del mandala  del mundo.

Los budistas tántricos creen que el Kailash es el lugar donde mora el buda Demchok, el representante de la dicha máxima. Todos los años se producen peregrinaciones masivas de diferentes credos hacia el monte de Kailash, siendo esta una tradición milenaria. Eso sí, en algo están todos de acuerdo: se puede rodear la circunferencia del monte, incluso esto puede generar buena fortuna, pero nadie debe pisar sus laderas, ya que está considerado como un pecado.

David Rull consigue así, con su recorrido personal por los lugares que más le han llamado la atención, contagiar al oyente de lo maravilloso de aquellos rincones más desconocidos, menos explorados y explotados por las sociedades occidentales como puntos turísticos por excelencia.

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