“Que alguien me saque de este país”. Estas son las crudas y últimas palabras que Zabi, el travesti más famoso de Kabul, le dijo al periodista Plàcid García antes
de ser asesinado. Palabras que le sirvieron como cierre de lo que
considera uno de los reportajes más impactantes que ha escrito para La Vanguardia.
Plácid es un periodista y reportero
catalán que trabaja para la sección Internacional del periódico La
Vanguardia. Ha cubierto episodios de la guerra de la antigua Yugoslavia, de la Guerra del Golfo y de la de Iraq. Disfrazado de “pastún” para evitar ser secuestrado en Afganistán, ha sido uno de los pocos europeos que ha conseguido entrar en Kandahar, la ciudad alegórica de los talibanes. Allí es donde conoció a Zabi.
“Zabi me muestra su mano, las uñas de sus dedos meñique y pulgar son muy largas y le pregunto: ¿por qué te recortas las uñas de los dedos centrales?”. “Mientras me enseña las cicatrices de sus manos me responde: «para poder cerrar bien el puño y pegar mejor»”.
Foto: Guillermo Cervera |
“Ser travesti en Afganistán es difícil, lo que no imaginaba es
que algo así le pudiese pasar a Zabi y que yo no haya podido hacer nada.
Podía haber llamado a un colectivo de gays o lesbianas en mi
regreso a España. Pero no lo hice. Podían haberlo sacado de allí. Pero
yo no avisé a nadie. Él me lo pidió, me dijo: «que alguien me saque de
este país» y no hice nada. Esto es lo malo de ser periodista. A veces te
deja secuelas que duran toda una vida”.
Plàcid nos cuenta no existe solo esta historia de Zabi, sino muchas otras. Según su experiencia, viajar es ir a ver las contradicciones del mundo. Y eso es lo que ha ido haciendo todos estos años acompañado de su fiel amigo, el fotógrafo Guillermo Cervera. “Hay que tener cuidado y respeto. Tener siempre muy presente dónde se encuentra uno”. Con estas palabras introducía la historia de un campeón de surf que, practicando ese deporte, “metió las narices donde no le llamaban”. ¿Cuál fue su castigo? Los talibanes le cortaron las piernas y quemaron su coche. Todo por no preguntar, todo por ponerse a hacer surf en “sus olas”.
Foto: Guillermo Cervera |
¿Qué son los talibanes? Un estado de ánimo, un paisaje, contestaba él. Una cultura que es capaz de utilizar un fertilizante (“yra”) para consumir marihuana y opio, y también para construir bombas con las que matar a gente. Lo dicho, un mismo producto para “flipar” y para morir.
Por último Plàcid nos comentaba que en su opinión el reporterismo de
guerra es bastante malo en general. Para él, para expresar una guerra
hay dos puntos clave: la paradoja y la lírica. Paradoja es que en
Afganistán una mujer se pinte de rojo por primera vez las uñas antes de
que la maten. Y con la lírica se refiere a contar los hechos tal y como
son penetrando en el lector.
¿Por qué vemos el reporterismo como un oficio y no como una misión, Plàcid? A lo que él contesta: “nosotros no cambiamos el mundo, pero la selección de las palabras aportan la reflexión que le quieras dar al lector. Una imagen vale más que mil palabras, pero 1001 palabras valen más que una imagen”.
Está claro que la realidad es infinita, pero lo que está claro también es que si no existiesen personas como Plàcid no seríamos capaces de ver con nuestros propios ojos algo que está ahí, una realidad cruel pero existente. Algunos compañeros miraban con atención las fotos que nos mostraba Plàcid, otros, en cambio, agachaban la cabeza y cerraban los ojos.
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