Viajar con la imaginación
El primer viaje del que tengo documentación gráfica fue a Menorca. Al parecer cogimos un avión. Existen unas fotos mías muy divertidas subida en una moto hinchable en el Mar Mediterráneo. Pero yo no lo recuerdo.
A viajar conscientemente empecé más o menos con 8 años, sentada en la cama de mi habitación, o en el balcón tomando el fresco, o tomando el sol por las mañanas, también sentada en mi escritorio mirando por la ventana en los días de lluvia. Fue de la mano de Robert Louis Stevenson y su “Isla del tesoro”, o Julio Verne y su “Vuelta al mundo en Ochenta días”. Sentarme a leer me trasladaba a universos que no conocía, a paisajes extraños para mí que hacían aflorar esa curiosidad innata que me dio la naturaleza.
De profesión: charlatana
Los profesores solo se quejaban de mí porque hablaba mucho en clase. Hablaba y hablaba, siempre tenía algo que contar, o algo por lo que quejarme. Mi voz era la que se escuchaba por encima del resto (no porque tuviese algo mejor que decir, sino porque la naturaleza también me ha regalado un altavoz en las cuerdas vocales).
A pesar de mi inquietud desde pequeña por ser profesora, la voz de la experiencia y que siempre me ha guiado, me llevó finalmente al periodismo. Y lo agradezco. Es lo mío y me gusta. Y a los 16, cuando hice mi primer gran viaje, supe que viajar era lo que quería en la vida, y si tenía la oportunidad de contarlo, aun mejor.
Y aquí estoy y así me presento, como una persona llena de inquietudes, activa y con ganas de comerme el mundo, de no dejarme ni un rincón por explorar, dispuesta a superar mis miedos y llevar al límite esta pasión.
Carla Llamas, periodista y viajera.
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