sábado, 28 de abril de 2012

Grimaldi: ¿Costa con Gloria?


En un mundo controlado por la globalización, cualquier aspecto incontrolado, si negativo, se convierte en una explosión mediática que alcanza charcos, ríos, mares, y sobre todo, la consciencia de la gente, que apelmaza con un “no” casi rotundo su decisión de volar por mar, al menos con la compañía afectada y en el mes afectado. ¿O no? 
Lorenzo Bandini, representante de Grimaldi Lines
Fuente: www.gabinetedecomunicacionyeducacion.com
Una noticia reciente habla de un incremento del 12% de las reservas de vacaciones en cruceros gracias a descuentos respecto al año pasado. Una publicidad positiva que vendría de la mano de turistas barceloneses y su vez de ciudadanos baleares. Así se desprende de las informaciones recibidas acerca de uno de los últimos accidentes en crucero: el Costa Concordia. Un gran barco liderado por la empresa Costa Cruceros, filial de la multimillonaria Carnival, que está sospesando la idea de cambiar el nombre de ésta dada la negativa explosión mediática que se vuelve contra ella.

La seguridad es muy importante en un barco, en un crucero, en un avión, incluso en la distancia frontal que hay que guardar con un coche. Pero… ¿qué hay sobre la ética de estos transportadores de vidas y placeres humanas? ¿Por qué un capitán con una responsabilidad de oro al tener que cuidar de sus tripulantes en todo momento deja el control del barco al mismo mar? ¿Por qué se han encontrado trazos de cocaína en el pelo de éste, rizando el rizo de la inconsciencia?

Los accidentes salpican las muertes – en el caso de Costa Concordia , 25 muertos y 11 cuerpos desaparecidos, además de casi un centenar de heridos- y la mala praxis – el capitán Francesco Schettino está acusado de homicidio involuntario, naufragio y comunicación omitida a las autoridades marítimas- a otras compañías aéreas del sector. En las investigaciones realizadas a raíz de este accidente, se cita la descripción que hizo el ex comandante Mario Palombo sobre Francesco Schetttino entre 2002 y 2003, en una hoja de valoración. “En muchos casos (Francesco Schettino) prefería mentir que admitir si se había equivocado, aunque sí, con el tiempo la situación mejoró”, escribe Palombo, según cita el diario italiano Il Fatto Quotidiano.
¿Cómo podemos llegar a viajar con una compañía si los responsables de una embarcación no son honestos con aquellos que hacen posible ese trayecto? Para contrarrestar los impactos negativos que han caído sobre éstas compañías, Carnival en concreto ha reducido sus ventas, disminuyendo el precio de sus productos hasta en un 40%, mientras que Grimaldi también está abaratando algunos de sus recorridos en un 
20%.
Alumnos del Máster en Periodismo de Viajes en la conferencia de”Grimaldi Lines”
Sostenibilidad ambiental

La isla de Il Giglio (Italia), donde ocurrió el fatídico naufragio, es parte del Santuario de Ballenas. Ese es justo el lugar donde están siendo vertidos detergentes, pinturas e insecticidas, así como elementos sólidos y no flotantes que están en el barco y deben ser retirados de la nave, además de una gran cantidad de gasolina. Su exposición a largo plazo puede tener consecuencias graves para la salud, a veces irreversible para todos los que vivimos en este planeta, ya sean peces, algas, humanos o el humo o aire que respiramos.

Afirma Greenpeace que “la tragedia de la costa podría haberse evitado si se hubieran adoptado los acuerdos internacionales sobre el santuario. "Pero podemos hacer que tragedias como ésta no vuelvan a suceder".
El barco está apoyado sobre una plataforma submarina y preocupa que el buque pueda deslizarse hacia el fondo del océano o romperse. Hasta ahora el barco se ha movido más de medio metro.  En el otro extremo, un buque crucero, el Costa Allegra, se incendió hace pocos días, sumando otro desastre medioambiental a las costas italianas.

Ética profesional: una utopía

En un comunicado, Costa Cruceros ha defendido la "competencia profesional y la corrección ética" de su personal que actuó "en las horas sucesivas a este gravísimo accidente con la mayor profesionalidad y abnegación".
En vez de competencia profesional podríamos hablar de competencia dineraria, en una maniobra de interponer los beneficios económicos antes que los primarios, como la vida, la honestidad y saber toda la verdad acerca de las decisiones que se toman en un transporte o servicio, ya sea público o privado. Por poner varios ejemplos, las autoridades italianas no recibieron ninguna señal de socorro de Costa Concordia de inmediato, sino que fueron advertidas cuando estaban en proceso de evacuación. En el mismo caso que nos ocupa, durante más de una hora nadie dio las instrucciones oportunas para salvar a las más de 4.200 personas a bordo. Además, sobre la maniobra realizada por  Schettino y que ocasionó el impacto sobre una escollera, Luigi Foschi, consejero delegado del Costa Cruceros, aseguró que “no había sido aprobada, ni autorizada por Costa”. Empezó a salvar primero a sus compañeros de profesión que a los tripulantes del barco. 

Siete turistas que viajaban a bordo – entre otros - han demandado a parte de la tripulación, acusados de entrar a los botes ayudados por otros colegas a bordo para que pudiesen pasar delante de otros pasajeros, dejando en el puente a mujeres, niños y ancianos. “Fuimos rechazados con fuerza desde tres salidas por el personal, que podría ser asiático, que estaba al ingreso de los botes salvavidas”, se lee en la querella interpuesta. En sus declaraciones informaron que desde tres puertas de salida para tomar los botes salvavidas, la tripulación, probablemente de origen asiático, los empujó y no los dejó pasar, informó Il Corriere di Bologna. En el documento legal ellos aseguran que a los ancianos se les negó el acceso “para ceder el paso a otros compañeros de los tripulantes de Costa Concordia”.

Y, para más inri, parece inverosímil y totalmente irrelevante lo que les dijo el comandante del naufragio sobre el problema que estaban teniendo: “que estaban teniendo un problema eléctrico”. La única instrucción que recibió Roland Dodds -un pasajero chileno que iba en el crucero - por parte de Schettino fue “Todos calmados, no pasa nada, todo tranquilo, se está solucionando el problema de generador eléctrico”. En ese momento, sobre las 23:00 horas, el capitán pidió que todos acudieran a los camarotes y al salón grande el barco, en el quinto piso. Debido a esta instrucción mucha gente volvió, quedándose al lado de los botes salvavidas, decidiendo abandonar las órdenes del comandante y salvarse guiados por sus instintos. Sin duda, un terrible y desagradable comentario – por las circunstancias que acaecieron más tarde- que no debería haber ocurrido, en pro de la transparencia profesional. 

La Charla

Cuando vino el personal de Grimaldi Lines a hablarnos de su programa de empresa, sonó bastante a un discurso político del cual pocas emociones se dieron lugar a cabo, más que la emoción por el negocio, abrir más rutas, y no mencionar el accidente del Costa Concordia. Me hubiese gustado preguntarles hasta qué punto les ha perjudicado ese naufragio, pero fue su evasiva a hablar de éste desde el principio, aunque luego dibujara cuatro trazos garabateados para salir del paso dada la insistencia del coordinador del máster – definitivamente olía a negativa encubierta-, la que me hizo reflexionar acerca de qué tipo de preguntas podía hacerle a alguien que no quiere hablar de un tema delicado en una sala donde se habla de “Periodismo” y “Viajes”.
En un momento de la presentación, el personal de Grimaldi explicó que de entre muchas de sus opciones para viajar, como la fórmula del tour organizado, está la de contratar sus servicios para atender a esos grupos de pequeños viajeros que pretenden hacer de su trabajo de síntesis escolar una gran experiencia.

Pero reflexionemos un poco… ¿Estamos hablando de incluir la sofisticación de unos servicios como los de Grimaldi (spa, balcón privado, masajes, restaurant, comida y habitaciones de nivel “superior”) en una educación básica de niños de quince o dieciséis años? Estamos enseñándoles a los críos que ahora vamos a hacer que deseen un set de spa por encima de “¡Oh, qué bonito es Civitavecchia”!? Porque si están dos días en el barco, y cuatro días en Roma, ya me dirán qué viaje más espectacular les ofrecen en esos dos primeros días de barco… ¿Chicas? ¿Relax? ¿Dinero para llegar a ser como “ellos”?. Me resulta una práctica que debería ser condenada por las instituciones públicas de todos los países, si no fuera porque el dinero mueve el mundo, y ya da igual que un niño tenga sentido crítico y se le dé una educación como es debida, y no montada en un gran barco, gozando de beneficios secundarios como el placer y las experiencias de diseño caras – en definitiva, una cuestión económica- y anteponiéndolos a otros primarios como es la educación como persona, un aspecto cultural básico que para nada debería mezclarse con un capricho que no se acerca a la visión real de ese contexto sino a una ilusión creada por unos cuantos fajos de billetes.

¿Hasta qué punto tenemos que llegar para darnos cuenta que un mundo sin control es un pozo sin fondo? En nuestra vida diaria, por ejemplo, sólo nos preocupamos de tirar basura a los contenedores, ahí se acaba nuestro ciclo. Pero este ciclo sigue e inunda parajes de África donde algunos transeúntes revisan y recogen piezas servibles para coches, bicicletas, posible mobiliario urbano no defectuoso… En definitiva, se interponen los intereses económicos a la razón de cualquier ser humano, que es compartir sin dañar al prójimo. 

Entonces, ¿estamos enseñando a viajar en un ambiente seguro? ¿O a hacerlo en una burbuja de cristal? ¿Sabemos lo que es la educación, o vamos a estar toda la vida dándoles a nuestros niños un euro cada vez que se porten bien? ¿Queremos enseñar con pautas de comportamiento o queremos dejar que se relajen en el spa y luego lo pidan por reyes, alertando que eso es lo que le enseñaron en la escuela? Si no queremos que después de ese viaje hablen de confort, resort, balcones privados compra de más y más productos y, por qué no, de saneadores corporales, no caigamos en la contraproducencia de hacer creer que los educamos en base a un destino cultural cuando en realidad estamos haciendo decaer su sentido crítico, haciendo del viaje real, al menos para un púbero, una cortina de humo espeso que debemos saber separar para que lleguen a saber toda la verdad de ese lugar, en todo su contexto. Cuando queramos ver monte, veamos monte. Cuando no, no ofrezcamos mentiras, o el viento se volverá en nuestra contra.

0 comentarios:

Publicar un comentario